Late night lights~

Esa noche no trabajaba. Tal vez porque era martes, y se suponía que al otro día tendría que estar en el colegio, entonces debía dormirme relativamente temprano. Bueno, no. Era martes, y caminaba por la ciudad con la guitarra al hombro, como seguiría haciendo por todo el tiempo que quisiera. En realidad no era peligroso, estábamos en una calle más bien céntrica, había bares y discotecas en cada esquina, y estaba lleno de gente como yo, buscando divertirse, o venderles diversión a otros (léase, drug-dealers y prostitutas), a estos últimos los esquivaba con delicadeza.

Llevaba la misma ropa que el domingo. Jeans cortos y deshilachados, camisa a cuadros anudada a la cintura y botas de caminar calles como esa. Había agregado una campera de jean oscuro, porque estaba helado, pero, por lo demás, seguía igual. El domingo me había levantado tarde, y me había despertado una llamada de mi amigo Thiago. Me dijo que tal vez volvería a Ohio, y yo no sabía que pensar sobre eso, así que mantuve la cabeza ocupada en la música fuerte, el porro que me había fumado con los chicos del bar más temprano, y no tropezarme con las baldozas. Después de un tiempo, la negación empezó a hacer efecto, y empecé a querer algo divertido para hacer.

Pasar horas y horas en la casa de la abuela era cansador, aburrido y tedioso para Maga. Sus únicas salidas de ese mundo antiguo es cuando va a la escuela, que era el segundo lugar donde se aburría, si no fuera por el club glee, que tanto le gustaba. Era lo único que la animaba a asistir al colegio. Eso logro que la chica le tuviera un poco mas de cariño al lugar.

Mientras caminaba por las calles de la cuidad, recordaba a su hermana, que realmente, la extrañaba mucho. Pero ella sabia que apenas tuviera el dinero suficiente, la traería a vivir con ella a la casa de su abuela, pero eso se veía muy verde aun.

Doblaba una esquina cuando sin querer, para evitar chocar con una prostituta de por ahí, se llevo puesta la guitarra de una chica que también caminaba como ella. Magali. ya sin tan buen humor por su aburrimiento, se dio media vuelta y miro sumamente seria a la descuidada de la guitarra.

-¡Hey niña!, Mira bien por donde vas caminando, no todos tenemos tu figura como para pasar por pequeños estrechos entre la pared y tu culona guitarra - Vocifero a un par de metros de distancia una de la otra.

Suspiré, y me deslicé entre la chica y la pared. La miré con mi tradicional cara de psicópata que uso cuando no quiero problemas, pero no quiero ser diplomática, y me aparté el pelo de la cara. La chica se veía un poco extraña. Como después de una resaca de tequila, un poco perdida, parada en otro lugar.

-Mira, cariño, tengo una buena noche, -comenté, mientras acomodaba la guitarra en mi espalda. -Así que voy a hacerte un favor. Sigue caminando, yo voy a hacer lo mismo. ¿Suena genial, cierto?

Meterme en una pelea ahora no me ayudaría. Para nada. Ya tenía suficientes incógnitas por ahí para agregarles un ojo morado y una noche en la comisaría. Ya había estado parada en esa situación, y no tenía nada de divertido, además, realmente quería meterme en alguno de esos bares y tomarme o fumarme alguna otra cosa. Rápido. Vi un Bar con karaoke abierto, miré a la chica por última vez, y crucé la calle para entrar. Pasé al hombre de negro de la puerta sin ningun problema. ("¿Documento?" "No me jodas, Bill." "Vamos, conoces las reglas. Estoy sobria, dejame pasar a emborracharme." "Está bien, maldita sea, pero no la jodas de vuelta, Blues." "No, lo prometo, juramento de Girl Scout.") Y adentro.

OFF: Me sigues? Sabes que quieres *.*