Tuuuu.... Tuuuu..... Tuuuu..¡Hola! ¿Cami?

El invierno en Canadá es mas que insoportable, pero aun así, hermoso, fresco y húmedo. Cosa que me agradaba.

Estaba acostado en mi cama y no tenia ganas de levantarme. Era tan calentito y suave estar recostado, mas allá de que ya estaba por ser mediodía, y ya era hora de almorzar, decidí tomar mi celular y llamara a mi mejor amiga. Por suerte, nos teníamos como llamadas gratuitas, nos podríamos llamar las veces que queramos y hablar todo el tiempo, nos saldría gratis de igual modo.

Marque a su número, me metí debajo de la sabana y la llame. Espero que me atendiera. A veces por la distancia, no se oía bien, pero por ahora, el "tuuu" se oía claramente, sin interferencia.

-Vamos Cami, contéstame- Dije en un susurro para mi.

Dormía, después de una noche de trabajo. Si me hubiera visto desde afuera (cosa que mi padre hizo, para después darme una completa descripción de la situación), me hubiera reído de mi misma.

Había llegado muerta, no me había cambiado, y ni siquiera había pasado por el baño. Cuestión que estaba maquillada (o mal maquillada, profundos surcos negros bajo mis ojos, labios rojos e hinchados, la nariz desempolvada), vestida con medias de red, un short de jean desflecado, y una camisa a cuadros anudada arriba de mi cintura (mis botas negras junto a la cama, evidencia de las cuadras caminadas con la guitarra al hombro). La guitarra sobre la alfombra, mi mp4, mi pulsera de la suerte y mi paga de la noche en el bolsillo delantero de la funda. Mi gato sobre ella.

Y... tenía una resaca de cuidado. Pero de cuidado. Si hubiese sonado el celular, y hubiese sido... No lo sé, Larry, el dueño del bar donde trabajaba, tal vez lo hubiera asesinado. Muy posiblemente.

Pero sonó. Con mi ringtone del momento, "Scar Tissue" de los Red Hot Chilli Peppers. Y resultó que no era Larry, o ninguno de mis amigos. O, por lo menos, ninguno de mis amigos de acá.

Thiago. Miré al celular como una idiota durante gran parte de la guitarra de la canción hasta que atiné a atenderlo.

-¿Ajhá? -pregunté, como siempre hago cuando respondo mi teléfono. -¿Como está el frío polar?

Sonreí al escuchar su voz. Puede notar un poco de cansancio y sueño en su tono de voz. Eso me quería decir que o estaba en su cama, aun durmiendo, o estaba enferma de la garganta, o habia interferencia en la señal. Ojala que sea lo primero, desee.

- Menos frío si uno te habla debajo de diez mantas, aun en la cama, tapado hasta el ultimo pelo de mi cabeza - Dije riendo mientras giraba en mi cama y sacaba parte de mi cara fuera de las mantas, para poder respirar un poco.

Por la ventana se podía ver un hermoso día nublado, como a mi me gustaban. Justo en es entonces, se poso un pájaro en el borde de la ventana, obviamente, en el lado de afuera. Ver un pájaro me sorprendió. Eso quería decir que la primavera se acercaba, y por ende, las vacaciones de pascua también, cosa que me alegraba, porque significaba que se acercaban los días donde me iría a Ohio a vacacionar e ir a ver a mi amiga. Ese detalle aun desconocía Camille, y no se lo diria hasta verla, para sorprenderla.

Regrese en mi, mas sonriente aun y comente: - Siento que anoche anduvimos de fiesta, ¿O me equivoco amiga? - Dije en un tono burlón, que siempre adoptaba cuando hablaba con ella.

Pude, muy vívidamente, imaginarlo despeinado y metido en la cama como una momia de frazadas. La imagén me divirtió, aunque lamenté no poder imaginarlo como era ahora, sino con la mediocre imagen de el a los diez años que guardaba mi patética memoria.

Sonreí para mis adentros, y me acomodé sobre la almohada, de cara al techo. Rebusqué con una mano en el bolsillo trasero de mi short, donde encontré un paquete de cigarrillos de baja calidad por la mitad. Ni siquiera eran mios, me los había dejado un cliente sobre la barra la noche anterior, junto con un número de teléfono que sabía que nunca marcaría. Me doblé sobre mi misma para alcanzar el encendedor, tirado en el piso, y volví a mi postura inicial, con el teléfono sostenido al lado de mi oído por mi hombro y mi cabeza inclinada.

Aspiré el cigarrillo para encenderlo, y solté el humo hacía arriba, contando las manchas de humedad del techo.
Reí con sarcasmo ante su comentario.

-En realidad, trabajando, aunque no lo creas. -objeté, dando otra pitada. -Pero bueno, llega un momento en que no se diferencia entre andar de fiesta, y estar de guardia.

Reí al oír lo ultimo que decía. La señal andaba perfecta, ya que la oía claramente. Gracias a eso, supuse que en el momento que me atendió recién la despertaba, como para haberme contestado en tal tono de voz, seco, ronco, casi, indefinible.Al percatarme de eso reí aun mas, pero trate de aguantarme para poder hablar.

- Claro, cierto que estas trabajando en ese bar, me lo contaste el otro día - Dije tratando de hacer memoria. Detestaba mi falta de memoria para algunas cosas, era algo casi, estúpido. Tenia memoria para recordar un cuenta, una formula, un libro entero, como todo chico inteligente, pero no tantas como para recordar un bar, ni menos, su nombre. - ¿Como era que se llamaba? ¿Colmillo de gato,, bigote de gato, una cosa así, no? - Dije mientras sacaba mi cabeza lentamente po debajo de la manta, como una tortuga saca su cabeza de su caparazón. Apenas mis orejas quedaron expuestas pude sentir el horrible frió de la mañana, que igual, me agradaba.


Tuve una mejor visión, ya no veía todo nublado como cuando uno recién se despierta y despeja los parpados. Vi mi cuarto y recordé que era domingo. Mi habitación estaba toda hecha un desastre, cosa que me hizo también recordar que hoy tocaba limpieza. Rodé mis ojos y me metí debajo de las mantas otra ves. Mejor hacerme el dormido mientras hablo con Camille para que mi madre no se de cuenta que desperté si es que entraba a mi habitación. Ella no era de despertarme, pero si me veía ya con los ojos abiertos, rápidamente me obligara a levantarme, a desayunar rápido y a hacer el tedioso aseo. Mejor hacerme el tonto, un tonto que aun duerme. Reí por mi ingenioso plan, sencillo, pero siempre funcionaba.

-Ojo de gato. -lo corregí. -Estoy casi segura de que Larry me está explotando, pero... el dinero es el dinero.

Me levanté de la cama de un salto poco elegante y, con el teléfono todavía sostenido precariamente entre mi oreja y mi hombro, saqué la guitarra de su funda. Tomándola del mástil, volví rápidamente a la cama. "Maldita guitarra", murmuré, mientras intentaba afinarla adecuadamente.
-Así que, Thiago, ¿como te ha ido últimamente? -pregunté, mientras tocaba acordes al azar, e intentaba punteos sobre los mismos con una sola mano. Sonaba patético. Di una última pitada, y tire el cigarrillo por la ventana. Ahora sí. Toqué la primera parte de Stairway to Heaven de Led Zeppelin lentamente, sosteniendo la pua no precisamente de la forma correcta.

Y entonces me di cuenta de que no había ido al colegio. Irresponsable de mí, trabajar de noche y no dignarme a ir a estudiar. Pero entonces miré al cielo casi lluvioso del mediodía, y escuché a mi padre moverse por la casa del otro lado de la puerta, y pensé en Thiago, que no faltaba al colegio tan seguido como yo... Y caí en la cuenta. Era domingo. A la noche había trabajado tan tarde por eso. Sunday, bloody sunday, pensé, irónica. Y, según recordaba, a la madre de Thiago le gustaba sacudir las alfombras los domingos. El pobre debía estar escondiéndose. Sonreí ante la idea.

Estaba lo mas tranquilo en mi cama. La oía entre dormido. De la nada, al estar calentito y abrigado en mi cama, me retomo el sueño. Aun así, antes de caer en el sueño, mi madre golpeo la puerta de mi cuarto y grito, típico de ella, *Santhiago, levántate, ya es tarde y tenes que limpiar el jardín para dejarlo impecable antes de volver*

Al oír eso me sobresalte, primero, porque no esperaba que mi madre me golpeara sorpresivamente la puerta. Me quede en silencio. Justo en ese momento Cami me hablaba por el teléfono sobre algo de Larry, que no alcance a escuchar bien por la distracción. Rápidamente tome mis sabanas y me acurruque volviéndome ha hacer el dormido. Esperaba que no entrara, ojala que no.

Luego recordé algo que me había dicho mi madre... * arreglar el jardín para dejarlo impecable antes de volver*. Cierto que volveríamos a Ohio. Mi madre me había dado la noticia y me habia olvidado por completo de contarle las buenas nuevas a Cami, que seguro se alegraría. Espere a que mi madre se fuera para poder decirlo por el teléfono sobre mi regreso a Cami, pero hasta que ella no saliera del otro lado de la puerta, no podía decir nada, sino me escucharía y me mandaria ha hacer los deberes del hogar, que en el fondo, odiaba hacer.

Me quede en silencio esperando. Por suerte, justo sonó el teléfono de la casa, y mi madre partió a contestarlo. Ahora era el momento de la gran noticia para mi mejor amiga. Conté hasta tres mentalmente y lo dije directamente : -Camy... te tengo buenas nuevas.... regreso a Ohio - En mi voz se podía notar la alegría. Era muy común en mi olvidarme algunos detalles cotidianos de mi vida, como esos.

Tenía la sensación de que no me estaba escuchando. Culpé a la interferencia, de aquí a Canadá había una enorme distancia, y ni siquiera el teléfono la acortaba lo suficiente. La verdad me hubiese gustado poder hablar con Thiago sin tantos problemas.

Tararée la letra de Starway to Heaven rápidamente hasta el solo, el cual arruiné alegremente cambiándole notas, omitiendo las partes difíciles que me resultaba imposible tocar en ese estado y posición y reemplazando con mi voz (ridículamente quebrada por quien sabe qué había hecho la noche anterior) lo que no tocaba. Por fortuna, no llegué a terminar de asesinar a Jimmy Page, porque se escuchó de fondo entre la interferencia la voz de la madre de Thiago (a la que recordaba vagamente como una mujer que NO me caía bien). No distinguí bien que dijo, o creí que no lo había distinguido, porque era algo sobre irse de alguna parte, y eso no cuadraba con la idea que yo tenía sobre la estática vida de mi amigo.

Lo ignoré tranquilamente, y segui tocando, hasta que Thiago habló, y.. me obligó a dejar la guitarra en el costado. No salté porque me pesaba todo el cuerpo, (de hecho, ahora también me empezaban a pesar los párpados, así que los cerré en un acto de amabilidad hacia mi dolorida cabeza), pero si hubiera estado en un momento de más alerta, lo hubiera hecho.

-¿Qué QUÉ? -casi grité. -No puedo... creerlo. Me alegro mucho.

Y, de verdad, me alegraba. Pero, no veía de que forma podía cuadrar él, mi amigo de la infancia más pura y linda y alegre, cuando nada malo pasaba (cuando nada malo hacíamos), con la vida que yo llevaba ahora, que era... una auténtica locura.

Y no podía imaginármelo de vuelta en Lima, ¿qué haría?, ¿qué le diría?
¿Cómo lo miraría?

¿Y por qué carajo estaba tan nerviosa?